miércoles, 9 de noviembre de 2011

FISIOTERAPIA EN EL PACIENTE CON ALZHEIMER.

INTRODUCCIÓN

La enfermedad de Alzheimer, como todas las demencias degenerativas, es progresiva e irreversible, los síntomas se van sumando y van empeorando en gravedad con el paso del tiempo. Estos síntomas no solo se reflejan en la pérdida de memoria en el sujeto afectado sino que además se va deteriorando el sistema locomotor. Por tanto ello repercute en las capacidades básicas del individuo como son el andar, vestirse o controlar las deposiciones.

La labor de los/as fisioterapeutas consiste en frenar, en la medida de lo posible, estos síntomas físicos con el fin de conservar la máxima autonomía del paciente. El deterioro físico suele ir acompañado de las afecciones articulares y musculares propias de la edad tales como la artritis, artrosis, rigidez articular, contracturas musculares, etc. … Además se ve muy afectada con el tiempo la capacidad de coordinación, especialmente durante la marcha, en la que observamos que el paciente va perdiendo gradualmente el equilibrio y va arrastrando cada vez más los pies, lo que aumenta su miedo a caerse. Este miedo a las caídas provoca que el paciente de manera inconsciente se paralice al andar.

Existen diferentes etapas o fases de la enfermedad:

FASE I

Las alteraciones que se producirán durante esta fase son:
 El paciente es capaz de mantener una cierta independencia para muchas de sus actividades de la vida diaria.
 En cuanto a la memoria, se presenta dificultad para recordar. Las personas olvidan algunas cosas: fechas de cumpleaños, dónde dejó un objeto, etc. En esta fase la persona es consciente de sus olvidos y se angustia y deprime por ello.
Desorientación temporo-espacial.
 En cuanto a la coordinación de movimientos, todavía mantienen la capacidad de realizar gestos simbólicos: saludar, aplaudir…pero algunas actividades que antes se realizaban de forma mecánica, ahora tienen dificultad para llevarlas a cabo.
Cambios de personalidad: la persona se vuelve más introvertida e insegura.
 Aparecen defectos en la articulación de palabras y ligera reducción del vocabulario.
 Aparecen “Gnosias”: confundir la utilización de objetos.

Lo más destacable en esta fase es la importancia de la pérdida de memoria. Esta fase puede alargarse evitando llegar a la siguiente.


FASE II

Los síntomas en esta fase van aumentando con lo que las pérdidas de memoria y las actividades de la vida diaria se van a ver mucho más afectadas.
Esta etapa será la más dura, la persona comienza a tener fuertes lagunas de amnesia:
 No recuerda a sus familiares, carece de memoria reciente, solo recuerda cosas muy antiguas.
 Comienza con periodos de agnosia (no reconoce a personas ni las cosas).
 El vocabulario se vuelve pobre, repite palabras básicas.
 Pérdida de la orientación temporo-espacial.
 Disminución de la capacidad de hacer gestos rutinarios.
 Cambios frecuentes de humor

El enfermo es más fatigable y va a necesitar de mayor estimulación para realizar cualquier actividad. También son frecuentes en esta fase las conductas de deambulación. El sujeto camina de un lugar a otro sin un objetivo específico.

La coordinación de sus gestos (praxias) para realizar alguna tarea está deteriorada por lo que ya no es capaz de vestirse solo, no puede abotonarse o atarse los cordones de los zapatos sin ser ayudado, o no recuerda el orden en que debe colocarse la ropa. Presenta dificultad en el manejo de los cubiertos, por lo que debe ser supervisado cuando come solo.

Esta fase es por norma general la más duradera.

En cuanto a los objetivos que se plantean para los pacientes que se encuentran en la fase I y fase II podemos destacar el mantenimiento de:
 La independencia en las actividades de la vida diaria.
 Las capacidades que todavía conserva el enfermo y en aquellos en los que la enfermedad no está muy evolucionada conseguiremos incluso mejorarlas.
 La marcha durante el máximo tiempo posible.
 El equilibrio y coordinación.
 Las amplitudes articulares.
 Conservación de la musculatura en buen estado.
 Prevención de deformidades.
 Orientar al enfermo en el tiempo y espacio.
 Estimular al paciente a realizar actividades. Por ejemplo, mantener las aficiones que tenia anteriormente.
 Tratamiento de otras afecciones que presente el enfermo con la finalidad de mejorar su estado. Por ejemplo, fracturas, prótesis, etc.

En general los objetivos que nos planteemos irán encaminados al mantenimiento de las facultades del enfermo intentando frenar en la medida de lo posible los efectos de la enfermedad. Además, mantener el estado físico óptimo del paciente va a favorecer su manejo.

En lo que al tratamiento se refiere, siempre se intenta que sea lo más ameno y divertido posible, con la finalidad de que el enfermo lo vea como una actividad lúdica, no como una imposición. El ejercicio debe ocupar un lugar importante en la vida del enfermo, además de mejorar su estado físico también lo hará su estado de ánimo. La práctica de ejercicio es la primera medida ante los trastornos del comportamiento como la agitación, vagabundeo, trastornos del sueño, apatía… se considera que el ejercicio, preferentemente matutino, es relajante e inductor del sueño.
Es recomendable que las sesiones se acompañen con música, a poder ser de su época, música clásica…
Las sesiones serán en grupo. Debemos tener en cuenta a la hora de realizar los grupos el estado en que se encuentren los enfermos.
Las sesiones a poder ser se realizarán diariamente y no superarán los 60 minutos.
Los ejercicios a realizar por el enfermo deben de ser sencillos y en ningún caso se le deberá forzar.

Entre las actividades a realizar cabe destacar:
• Subir/bajar escaleras.
• Subir/bajar rampa.
• Caminar en paralelas y siempre que sea posible con obstáculos.
• Bicicleta estática.
• Circuitos con aros, obstáculos, etc.
• Autopasivos de hombro.
• Juegos con pelotas, palos.
• Ejercicios con pesas.
• Trabajo de manos con:
- Mesa de mano.
- Pelotas pequeñas.
- Maquetas para practicar gestos cotidianos como:
- atar cordoneras
- abrochar/desabrochar
botones.
- cremalleras.
­ Reconocimiento de objetos y su función ( interruptores, pomos de puertas, etc.).
­ Estimulación sensorial con objetos de diferentes texturas, colores, temperatura, etc.

• Tratamiento de afecciones asociadas como dolores musculares que puedan aparecer, prótesis, fracturas, contusiones, etc.
• Tablas de ejercicios sencillos de columna cervical, miembros superiores, etc.
• Tablas de gimnasia en sedestación.
• Sesiones de relajación.
El tratamiento de fisioterapia se complementará con paseos por el exterior pudiendo ser además una situación excelente para frecuentar lugares habituales y agradables para el enfermo. No deberán de ser paseos excesivamente largos y se buscará que haya rampas, escaleras…


FASE III

Por último se encuentra la etapa final llamada fase avanzada o terminal donde el paciente es totalmente dependiente para todas las tareas básicas de la vida. Precisa ayuda para su alimentación, aseo y movilización. En esta etapa se pierde el contacto con el medio exterior, por lo que no pueden comunicarse ni responder a estímulos externos. Tan solo en ocasiones existen respuestas en forma de contracciones bruscas y breves, como pequeñas sacudidas de algunos grupos musculares o de todo el cuerpo.

Durante esta etapa la finalidad de la fisioterapia es prevenir las complicaciones que surgen como consecuencia de la inmovilización. A nivel músculo-esquelético el tratamiento fisioterápico tiene como objetivo prevenir: la pérdida de la fuerza y tono muscular ; la degeneración articular ; y deformidades de las extremidades producidas por las propias contracturas en posturas no fisiológicas. Además el encamamiento prolongado provoca una mayor pérdida de masa ósea y con ello la aparición de procesos osteoporósicos (fragilidad ósea, fracturas,…).

En cuanto al sistema circulatorio, la inactividad aumenta la coagulación de la sangre. Este hecho, junto con el éxtasis circulatorio venoso por alteración del retorno, hace al paciente encamado más vulnerable de padecer una trombosis. Dos acciones básicas para la prevención de trombosis son la movilización de las extremidades y evitar posiciones prolongadas que produzcan un estancamiento circulatorio (piernas cruzadas,…).

Por otro lado, el sistema respiratorio se ve afectado por una disminución de la expansión torácica. Como consecuencia de ello se produce una acumulación de secreciones, responsable de la aparición de neumonías. La expulsión de las secreciones se consigue a través de:
-Provocar la tos.
-Cambios posturales.
En el sistema digestivo la inmovilidad puede producir estreñimiento como consecuencia del estado de reposo del músculo intestinal, disminuyendo el peristaltismo. Ello puede agravarse cuando se disminuye la ingesta de líquidos y una dieta pobre en fibra. Por último, el sistema urinario también se afecta por la dificultad para la eliminación urinaria.

Otro aspecto a tener en cuenta es la aparición de úlceras que se presentan en zonas del cuerpo vulnerables como consecuencia de la presión constante a la que están sometidas. La prevención de estas úlceras se obtiene mediante los cambios posturales y una buena hidratación de la piel, además de la movilización articular.


Como conclusión diremos que debido al incremento del envejecimiento de la población, la enfermedad de Alzheimer ya es el cuarto gran problema de salud del mundo. Se calcula que entre un 5 y un 10 % de las personas mayores de 65 años padecen esta enfermedad. En España, esta cifra asciende a unos 400.000 pacientes.

Sonia González González
(Fisioterapeuta de AFA Almansa)